Un maestro socialista. Vida, pasiones y legado de Alfredo Bravo

Termina mayo de 2003, y en un altillo del barrio porteño de Saavedra hay un hombre dolido, que cree haber sido traicionado. Alfredo Bravo tiene 78 años y acaba de sufrir una dura derrota, consecuencia directa de su última aventura: candidato a presidente por el socialismo, del que aún se siente parte en esas horas aciagas. Mientras el dolor en las piernas le impide olvidar aquellos sórdidos sótanos de la dictadura donde fue torturado, el viejo maestro repasa su historia personal: allí aparecen, nítidos, el niño repartidor de pan; el joven que abrazó la causa socialista mientras comenzaba a dar clases; el gremialista docente que llegó a fundar la CTERA; el detenido-desaparecido que sobrevivió al horror y dedicó su existencia a la lucha por los derechos humanos; el funcionario del gobierno radical que renunció cuando su conciencia dijo basta; el parlamentario vehemente que enfrentó al menemismo; el líder “taquillero” que formó parte de distintos conglomerados de centroizquierda, que terminaron invariablemente en fracaso.